Desde cierto punto de vista se puede decir que se trata de una obra chejoviana. Los personajes están impregnados de ese halo de desesperación y decepción, pero allí donde crece el dramatismo nosotros extremamos hasta llegar a lo patético. La búsqueda está orientada hacia un humor irónico. Si bien nos planteamos un final pesimista, lo poético sobrevive y eso es lo realmente esperanzador.